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LAS POYATAS.

  Muy próximas al pueblo y siguiendo por un camino por el que es posible acceder con turismos, podremos llegar a la cima de Las Poyatas . Allí disfrutaremos de la vista de dos tipos de paisajes casi opuestos y a cual más admirable: de la riqueza y verdor del Valle de los Pedroches a la visión de la estepa de la Serena. Es casi seguro que en este lugar, los atardeceres, con las tonalidades que el cielo adquiere sobre todo en verano, son de los más bellos que muchos hayan podido contemplar.

  Con dos aljibes y una cueva, La Poyatas , estuvieron habitadas en el prerromano y en el romano. Ante los numerosos hallazgos encontrados entre ellos, vemos un objeto etrusco depositado en el Museo Provincial, ruinas de viviendas, un muro y una calzada que unía la sierra con un poblado del Pilar de la Fuente, visible en su parte superior.

  En este mismo lugar, los amantes del parapente pueden disfrutar de su afición, dado que aquí se ofrecen excelentes condiciones para la práctica de este deporte.


A PEÑALSORDO TRASPASANDO LA SIERRA DEL TOROZO.


  Saliendo del pueblo en dirección a Cabeza del Buey, a unos 5 Km., frente al cerro de la Cabezuela, hay una pista que va directa al visible Puerto de la Umbría. Tras atravesarlo y ya bajando, encontraremos que el camino se bifurca, entonces optaremos por el de la izquierda, por el que bordearemos el Torozo (935 m.) y, a través de un paisaje montañoso cubierto de pinos, encinas y jarales que oculta ciervos, jabalíes y conejos, llegaremos a Peñalsordo.

Distancia a recorrer: 17 Km.

PINTURAS RUPESTRES DE VERCIALEJO.

  Saliendo del pueblo en dirección a Cabeza del Buey, a 5 Km. aproximadamente y frente al cerro de la Cabezuela, se encuentra la pista que va directa al visible Puerto de Umbría. Después de atravesarlo y ya bajando, encontramos una bifurcación; tomando el camino de la derecha -el de la izquierda llevaríaa Peñalsordo-, llegaremos a La Nava, salpicada por doquier del cristalino líquido, donde encontraremos las casas de los antiguos hortelanos y algún que otro chalet de nueva construcción.

  Después de admirar el paisaje, subiremos por los olivares a la Cueva de Vercialejo, formada por dos amplios lanchones, con pinturas muy esquematizadas no conocidas por Breuil.

  Distancia a recorrer: 14 Km.

PINTURAS RUPESTRES DE PUERTO ALONSO

   Para hacer esta ruta será necesaria la ayuda de un guía para llegar a la majadilla de Puerto Alonso, donde veremos tres rocas con pinturas rupestres, siendo la más rica, la próxima al camino.

  Breuil estudió en ellas 24 figuras, de color amarillo, rojo y pálido. Con el primer color existe un lobo de cabeza pequeña, orejas rígidas, cola larga y patas oblicuas, en ademán de marchar con la no sana intención de atacar al humano viviente que encontramos a su izquierda.

  Del poblado que existió en la majadilla de Puerto Alonso, tal vez el más antiguo de la comarca, un vecino conserva un hacha pulimentada, un raspador y un molino manual de trigo.Distancia a recorrer: 20 Km.
 

ERMITA DE SAN ISIDRO

  Reemplazando a la vetusta ermita de Santa Marina, cuya festividad se celebraba en Pentecostés, se levantó en Los Pocitos en el año 1983 y mediante suscripción popular, la Ermita de San Isidro. En otros tiempos, nuestras abuelas aprovechaban las aguas que manaban de estos charquitos que allí se encontraban para hacer sus coladas.


  En este encantador lugar, celebraron su último yantar, el 24 de octubre de 1839, los bandoleros de Sandalio , hijo del pueblo, que capitaneaba a Salustiano, de Cabeza del Buey y a Coguto. Estos convivían con otros escopeteros que fueron encargados de su persecución y que, tras el asesinato de Sebastián García que se negó a entregarles el importe de una vaca, recibieron órdenes severísimas de matar a los tres facciosos en la primera ocasión que se les presentase. Estos se asignaron previamente a quien debían apuntar y aprovecharon el estado de embriaguez de los bandoleros, en una de las múltiples comilonas que facciosos y escopeteros celebraban, para ejecutarlos. Quizá debido al estado de nervios del momento, no pudieron culminar lo encomendado: sólo uno de los bandoleros murió en el acto, Sandalio logró huir y fue a morir junto a la intermitente Fuente de los Zarzales, en la que una lápida recuerda el hecho, y el tercero llegó hasta la Piedra Madraque , palabra árabe que significa cama. Fueron enterrados a las afueras del cementerio viejo, unos metros más arriba de la Cruz cimera.

PARROQUÍA DE SAN BARTOLOMÉ

  No hay referencias en la Diócesis de Toledo ni por los Archivo de Osuna sobre la construcción y ampliaciones de la Iglesia Parroquial. Son de época mas reciente el presbiterio, crucero, sacristía, portada principal y la torre en espadaña.
  Está última ampliación terminaría a finales del Siglo XVI, cuando en 1612 se encargaron dos retablos barrocos al escultor Juan Ruiz Castañeda uno de los cuales iría al Altar Mayor y otro para el Nazareno, ambos desaparecidos en la Guerra Civil.
  El baptisterio es de fecha posterior a la sala adjunta al apoyarse en sus paredes. En la parte superior de la Puerta de "Abajo" se observa la apertura de una antigua portada. La ermita de los Auroros se construyó en 1817 y quedó bellamente reparada en 1984.
  Hasta principios del Siglo XX, exceptuando presbiterio y crucero, la techumbre era de palos y cabios. En la víspera de la Octava del Corpus de 1908 se hundieron las techumbres de las dos naves primeras, después de la matutina función religiosa. El párroco, Pedro Jiménez Pérez, inició la reconstrucción.
A primeros de Enero de 1909 toma posesión de la Parroquia Federico González Plaza, quien, seguidamente cambia palos por viguetas y cabios por ladrillos; construye un amplio coro bajo las dos primeras naves, reemplaza sus ladrillos por mosaicos y reforma el baptisterio.
  Estas dos primeras naves fueron, hasta mediados del siglo XIX, el cementerio del pueblo. Al abrir las sepulturas, los restos fueron llevados al Carnerín, ángulo exterior formado por la saliente de la Sacristía y la pared de la puerta de abajo. Castro López lo quitó, trasladando los restos humanos al cementerio Antiguo.
  Con el Carnerín hacía "juego" un corralillo, entrada superior izquierda de la misma puerta, que en principio sirvió de basurero a las barreduras de las calles. Desapareció después de la Guerra Civil.
  Leoncio Fernández Bayón, primer párroco después de la contienda civil, pinta la iglesia, reedifica parte del antiguo coro y construye los actuales bancos.
A Tomás Balsera Algaba se le deben los retablos del altar Mayor y de la Virgen de la Aurora, la sustitución del Casquete de Bomba por una campana y la pintura de la fachada de la torre.
  Carmelo Sánchez adelanta el altar Mayor para celebrar la misa cara al público.
  La puerta de Abajo queda artísticamente presentada al pavimentarse los lugares del  Carnerín y corralillo con la colocación de dos palmeras y una alta cruz de hierro.
  La barandilla para subir la escalinata es obra del Párroco Pedro Horcajo Marín.
  De 1993 datan las últimas obras realizadas en ambas iglesias, consistente en una reforma general de ambas, dotando a la parroquia de calefacción central. Durante el proceso de rehabilitación se halló los restos de Idelfonso (Alonso) Ruiz Mansilla, el cual fue párroco de esta iglesia y comisario de la Inquisición, vivió durante el siglo XIV y XV.

VÍA CRUCIS

  En los límites actuales del Pueblo de Arriba, existe un Vía Crucis conformado por catorce cruces levantadas sobre cuerpos de mampostería encalados y que forman un bello conjunto, hoy hermoseado con ayuda de los fondos europeos. Estas cruces fueron reformadas en 1537 gracias a la aportación de trescientos maravedíes, provenientes de la multa impuesta a tres vecinos por tocar las campanas sin el debido permiso.

  En la madrugada de Viernes Santo, pasan por ellas los pasos de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad a corta distancia. Después, con las luces del alba, la juventud regresa al lugar para celebrar la competición de " la mocha ", aunque en otros tiempos el juego era el " lanzamiento de barra ", similar al lanzamiento de jabalina, del que el Tïo Lopillo fue campeón nacional en un concurso presidido por Carlos IV y celebrado en Palacio.

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